CARTA A UN AMIGO

 

Querido amigo Navajas, ante todo te deseo un buen estado de salud. Yo estoy bien, a Dios gracias.

Navajas, ésta te la escribo para que veas que me acuerdo de los amigos, pero también quiero que los amigos se acuerden de mí ¿eh?
Paula, ya sabes que estoy en Palma de Mallorca. Salí de Lucena sin saber apenas adonde me dirigía, sólo quería andar por el mundo y olvidar mis sueños y también mis fracasos. Recalé aquí porque decían que había mucho trabajo pero al llegar me di cuenta  que sólo había hoteles y extranjeros; para colocarse hace falta saber inglés y francés. Como puedes ver la mala suerte sigue siendo mi compañera de viaje. Estoy viviendo con mi tía María "la mora". Creo que la conoces.
Hemos hablado algunas veces de ti, de nuestras incursiones nocturnas, allá, en los campos ¿recuerdas? y me ha dicho que si vienes a Palma, tienes su casa a tu disposición.
Es una mujer muy buena y mis primos también son buenos chicos. Ya son dos hombres, uno con 21 años y el otro de 19.
Estoy en su casa desde el 14 de mayo y, aunque ella no me niega nada comprendo que estar así, viviendo a su costa, no es plan.
Si tienes algo para mí en Gerona, dímelo. Ya sabes que no temo al trabajo y como tú tienes buenas amistades quizás puedas lograrlo. Por favor, escríbeme aunque no pudieras encontrarme nada. Mi mayor alegría es recibir noticias de un amigo de la infancia y correrías, como si fuera mi hermano y ¡ya me quedan tan pocos!
Paula, me perdonarás el estado en que me encontraba la última vez que nos vimos. Creo que tenía algunas copas encima. Desde ese día hice el juramento de no embriagarme nunca más y hasta la fecha lo he cumplido.
Ya sabes que a veces uno tiene que cometer esas torpezas por acharamientos de la vida.
Ya me dirás algo de ti, qué tal marchas y si tienes novia. Yo sigo igual. Espero que pronto podamos vernos de nuevo y recordar tiempos mejores.
Si escribes a Lucena, no me nombres. No es por nada pero cuanto menos sepan de mí, mejor.
Sin más por hoy, se despide éste, tu mejor amigo, con un fuerte abrazo y todo su cariño.

      Francisco García Arjona

PD. : Esta carta fue devuelta al poco tiempo. El destinatario había muerto en un accidente de trabajo hacía 2 días. El único amigo de la infancia que le quedaba desapareció de su vida, como antes, a la edad de 10 años, desaparecieron sus padres, dejándole solo. Esta fue la vida de alguien al que la mala suerte le acompañó hasta el final de sus días y, sin embargo, regaló tanto amor en su camino que hoy, aunque ya han pasado muchos años desde su muerte, todavía se le llora. En la memoria de los que tuvieron la suerte de ser sus hijos están sus palabras, su ternura y su cariño. Nunca reía, todo lo más sonreía. Era irónico y te "tomaba el pelo" con tanta seriedad que sólo lo notabas en sus ojos, que se volvían chiquititos y brillantes, como si riera con ellos en lugar de con la boca.
Francisco de Paula, no consiguió que sus sueños se hicieran realidad y quizás pensó que había fracasado. Si hoy estuviera aquí, a mi lado, le diría que fue un triunfador, porque cosechó el éxito más grande que hombre alguno pueda lograr: llegar a ser una gran persona y el mejor padre del mundo.  

Fdo.: Araceli García