Verso solitario
En este verso solitario palpita mi sangre convulsa.
No, aún no hay olvido, nos queda fuego.
Trémula,
quiero volver a encontrar a tu lado nuestro Olimpo perdido, tarea sempiterna e incompleta
porque el avance del tiempo
inexorable, no perdona.
Junto a ti,
entre convulsión de tinieblas, llega el aguijón del deseo y la remota melodía
de antaño nos envuelve de nuevo, en sintonía con los destellos que suben,
brasas que recorren nuestras venas, llenándonos de vida.
Una ronda de
brumas nos abraza, logrando el hechizo que nos devuelve la juventud.
No, aún no
hemos olvidado, todavía de vez en cuando…
el fuego nos
consume.
-
Araceli García López – Palma de Mallorca, 04/05/24