DETENER EL TIEMPO

 

 

En esta tarde roja,  casi amoratada, me arropa una seda de silencios, seda dulce que enjuga mi piel mojada mientras la acaricia, exquisita.

 

Aspiro y, extrañada, constato que los pesares no huelen a nada pero…  se quedan prendidos en la frente, como si los lleváramos grabados, vejándonos día a día, dolientes como llagas.

 

Con los sentidos heridos,  dejo flotando en el aire briznas de camelias blancas.  

 

Mis manos de hierro emergen entre ellas, apresando con fuerza un pedazo de tu esencia.

 

Amasándola con fuego y soledades, tejo  la telaraña que servirá de reclamo para templar la locura.  

 

Arrebujada en mi quimera, quiero detener el tiempo. Lo apaleo con saña una y otra vez,  hasta dejarlo inerme.

 

 

- Araceli García – Palma de Mallorca -6 de Agosto de 2010 -