ADIOS, JOSÉ TOMÁS
Torero misterioso
de enhiesta figura
cubierta
por la seda del capote
en el ritual y solemne paseillo.
El redoble del timbal
calla en la tarde
y en meseta de toriles,
silencioso,
el clarín llora tu ausencia.
Ya no mece el percal esa verónica,
cargando la suerte junto al tercio,
ni la ceñida y engafetada chicuelina...
ni remata con la media belmontina
esa tanda de lances primorosos.
No se escucha el murmullo del tendido
al portar en tu izquierda la franela
y traerte al toro,
embebido
en la muleta.
Quedó la trincherilla
en el recuerdo,
y el natural de frente...
el recorte
y la manoletina.
No habrá mas
pitón de toro
ensangrentado
al desgarrar tu carne
tan torera.
- Tomás Martín -